Me muevo por fuera de los márgenes de tu cuaderno.
Soy la nota al pie de tu discurso,
el anexo que no logró colarse entre los agradecimientos.
Decís que soy un garabato cualquiera,
ilegible,
mundano,
escrito a la carrera.
Y sin embargo, me temes,
porque irrumpo en la uniformidad de tus pliegos.
Toda tu parsimonia y estructura
no logran negar mi existencia,
y con ese sencillo gesto
cuestiono la verdad absoluta de la tuya.
Un día cualquiera, sin previo aviso,
aparecerán otras como yo
en la superficie nívea de tus páginas.
Se irán multiplicando,
obligándote a reconocer la policromía
que tu naturaleza siempre ha tenido.
Y yo, sonreiré desde la certeza que solo nos da la historia.
miércoles, 1 de febrero de 2012
Un garabato cualquiera
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